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Qué es lo que la consejería o consultoría filosófica puede hacer por usted?
By admin | abril 28, 2008
Ayudarlo, como diría mi colega, Lou Marinoff[1], filósofo canadiense pionero de esta nueva práctica en EE.UU., a vivir una “vida examinada”. A través de preguntas muy similares a las de la mayéutica[2] socrática, articular un diálogo honesto, honrado y, por sobre todo, amigable con usted.
Ayudarlo a “vivir filosóficamente”, a tomarse las cosas “con filosofía”. Aunque estas expresiones nos suenan como frases hechas, lugares comunes malgastados por el uso y abuso, habría que rescatar la riqueza de la significación que les dio origen.
Tomarse las cosas con filosofía implica:
Aprender a identificar claramente cuál es su problema y definir su crisis actual.
Aprender a reconocer las emociones que dicho problema suscita en usted y poder expresarlas con nombre y apellido.
Aprender a distinguir la mayor cantidad de alternativas posibles, dada su situación presente, para salir de sus inquietudes o preocupaciones y de las emociones concomitantes, para sentirse mejor o alcanzar un estado de bienestar o, al menos, de serenidad sin autorreproches. A veces podrá optar por el sendero que lo conduzca directamente a la felicidad y a la alegría, y a veces simplemente evitar males mayores. Este debe ser un proceso “realista”. En todo caso, siempre se sentirá mejor y liberado cuando haya decidido por sí mismo un camino viable para transitar por cuenta propia cuando tenga que atravesar las grandes aguas.
Aprender a “actuar” la esencia de este trabajo: “tomarse las cosas con filosofía” es llevar esa “vida examinada”, como lo señala Marinoff. Es separarse del apego al problema, del apego al sufrimiento del momento —o por un momento— y contemplarlo desde una perspectiva universal, a la luz de las distintas concepciones de felicidad, responsabilidad, valor y sentido de la vida que los grandes pensadores de la humanidad, frente a los mismos sufrimientos y conflictos que hoy usted está atravesando, han formulado y sistematizado.
Seguramente, de todas estas concepciones hay alguna que usted, quizás sin clara conciencia, ha estado cultivando antes de llegar a la consulta. Es natural. La filosofía es inherente a todo hombre, sea o no filósofo de profesión. Todos tenemos un conjunto de creencias favoritas que forman parte de nuestra visión personal del mundo, tal como se ha ido conformando a lo largo de nuestra vida por educación, por las experiencias que nos han dejado algún tipo de aprendizaje, por lo que consideramos han sido nuestros grandes aciertos o grandes errores, por el bien que creemos haber hecho o el mal que creemos haber infligido, etc.
En la etapa del examen o mirada contemplativa de nuestro problema, nos sorprenderemos con las similitudes y diferencias que nuestras creencias guardan en relación con los pensamientos de los sabios de todos los tiempos. Esta iluminación que surge de la conversación empática con el consejero filosófico, genera los nuevos puntos de vista (a veces son los viejos reapropiados), las nuevas intuiciones y visiones que nos permitirán reinterpretar el significado de nuestras crisis y descubrir qué conductas nos posibilitarán transformarlas en oportunidades de cambio.
El entrenamiento con la ayuda de un consejero filosófico no permanece atado al pasado de las personas ni busca en él interpretar lo que le está ocurriendo ahora. Se trabaja con las dificultades del presente y se proyecta hacia un futuro que aporte serenidad y sentido a la existencia. Es un camino corto en el tiempo y profundo en el ser de cada uno. Hay mucho sufrimiento imaginario en el ser humano. Mucho sufrimiento inútil. Poco sentimiento genuino y mucho “mentimiento”[3]. El asesoramiento filosófico busca ayudarlo a separar la paja del trigo. Es un sendero muy cercano al del sentido común. Pero son pocas las personas en las que el sentido común no esté distorsionado por una errónea percepción de la realidad y una errónea percepción de sí mismas.
El asesoramiento filosófico es un trabajo pragmático. Los consejeros filosóficos no pretendemos convalidarlo con demostraciones intelectuales. Sólo pretendemos “mostrarlo” a través de la experiencia práctica. No nos detenemos a analizar su valor intrínseco. Para nosotros es valioso porque hemos comprobado que funciona. Y funciona mucho mejor que un antidepresivo.
[1] Autor del célebre best seller “Más Platón y menos Prozac”.
[2] Mayéutica es el arte de asistir a la parturienta a dar a luz una nueva vida.
[3] Hipocondría del alma.
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